jueves, 27 de mayo de 2010

En Gouin se fríen los mejores pastelitos


GOUIN, Buenos Aires.- "Pastelitos calientes para las viejas sin dientes", se voceaba por aquellas fiestas patrias. O mejor, el dicho suplente, menos ofensivo, seguramente más simpático: "Pastelitos calientes que queman los dientes".

Y las frases no quedaron en el olvido porque el gran postre criollo no se perdió por su exquisitez, por el tradicionalismo de la gente de campo, por las pasteleras o por esos amantes de las cosas nuestras que son capaces de generar una Fiesta Provincial del Pastel.

Eso fue lo que sucedió durante tres días aquí, a 150 kilómetros de Buenos Aires, a un rato de tierra desde Carmen de Areco, en un pueblo de apenas 70 habitantes que, por octava vez, consagró a la Campeona Provincial del Pastelito.

Estas son las cosas que suceden porque existen esos hombres, como Ramón Bereterbide, de quien no hace falta aclarar que viene de una conocida familia de estancieros de por aquí, mucho menos que desciende de vascos y que por ello, seguramente, es dueño de un empuje encomiable, de una sana tozudez que lo llevó a organizar un encuentro que durante tres días congregó a más de 5000 personas en Gouin.

La disparada del pastelero
Cuentan que en Gouin, durante 1907, cuando ya hacía un año que el Ferrocarril Belgrano lustraba la trocha angosta de la estación, hubo un remate. Se trataba de un loteo y el martillero anunció un gran asado, pero el tren vino lleno, la comida no alcanzó y el hambre avanzó.

Relata Juan Dalton, un paisano del lugar, que fue entonces cuando apareció un pastelero con su canasta de mimbre: "Lo tomaron casi por asalto y el pobre tuvo que salir disparando". Sin pastelitos, ni siquiera su canasta, el que casi se queda sin dientes fue el frustrado vendedor".

De aquella vieja historia habían pasado 87 años cuando Ramón Bereterbide se inspiró gracias a Clara Zapata -la cocinera de su estancia La Helena- y sus pasteles. "El pueblo necesita una fiesta y los pastelitos criollos se la merecen", dijo Bereterbide.

Casi todos lo miraron como "a quien anda medio perdido". Finalmente, le encargó dos docenas a Clara y se sentó con el intendente de ese entonces, de apellido Pignataro.

Cuentan que el hombre no paró hasta la docena y después sólo alcanzó a comentar: "Esa fiesta sí que estaría buena. Metámosle nomás".

Treinta participantes de lugares como Mercedes, Luján, San Andrés de Giles, Carmen de Areco o Suipacha se anotaron en el torneo, que cuenta con un estricto reglamento.

"A los que no son de Gouin se les presta una cocina de alguna familia del pueblo y el certamen comienza los viernes con la elaboración, ante la atenta mirada de un fiscalizador, que controla y se asegura de que los pasteles sean caseros y amasados a mano, es decir, estrictamente artesanales", explicó Eduardo, el hermano de Ramón Bereterbide.

Degustadores
Cada concursante entrega una docena, que degusta un jurado integrado por cinco miembros al día siguiente, en la Municipalidad de Gouin.

Finalmente, los domingos llega el veredicto, y esta vez todo fue para Adela Huici, de Carmen de Areco, quien confesó que era la segunda vez que participaba, ayudada por su hija Julieta.

Los premios restantes fueron: 2°, José Alberto Fernández (C. de Areco); 3°, María José Fernández (C. de Areco) y mención especial, Edith Valtreto (Mercedes). En tanto que el mejor stand de venta de pastelitos fue para Miriam Sulivan, de Dulce Carola.

Pero eso no es toda la fiesta. Hay mucho más, como 70 expositores de artesanías criollas, diez choripaneros y otros tantos fogones de los que sale desde asado con cuero, lechón y cordero hasta el chancho asado con pelo. Esta última modalidad de cocinar ya tiene su fiesta, que será durante los primeros días de enero en San Andrés de Giles.

Con un intendente, Luis Pronesti, que apoya todo movimiento gaucho, se juntaron en los tres días casi mil caballos para entreverar tropillas, jugar al pato, concursar en saltos, atar carruajes y otras destrezas criollas.

Auténticamente gauchos
"La espontaneidad es la auténtica alma de esta fiesta", decía con razón don Pepe Guevara, conocido tradicionalista de San Antonio de Areco. Y tenía razón, porque todo el pueblo es una fiesta y no se puede cobrar entrada al pueblo. Cada uno llega en lo que quiere y se va cuando quiere.

Igual que las decenas de cantores durante el día y la noche en un Gouin que no duerme; aun más cuando Santos Gómez arranca con sus chamamés y en un rincón lejano el brillo del bronce de la taba vuela por el aire para clavarse en la tierra.

Y así todos se desparraman entre el viejo bar o la plaza, junto al almacén de ramos generales El 13 y frente a la capilla, donde el arequero Gasparini pinta sus espléndidas láminas costumbristas. O en la estación, ahora convertida en restaurante, que alguna vez construyó el arquitecto francés Gouin, quien seguramente jamás hubiese sabido que su apellido se convertiría en sinónimo del más criollo postre de este país: el pastelito.

La receta

Se puede decir que existen dos variantes de las recetas de pastelitos.

El común se amasa con harina, salmuera y un poco de grasa de pella (de la carne de vaca).

En el caso del hojaldrado, se utiliza manteca en lugar de grasa. Los dos deben ser fritos en grasa de pella y se los rellena con dulce de membrillo.

Hay, sin embargo, quienes los hacen de dulce de batata, pero es difícil, más bien imposible, que uno de estos últimos pueda vencer en la Fiesta Provincial del Pastel.
Fuente: lanacion.com

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